Con las vacaciones, el abandono de nuestra rutina y los viajes o traslado de residencia, nuestra higiene bucal se puede resentir. Disfrutar de las vacaciones pero seguir dedicando el tiempo indicado a nuestro cepillado debe ser una costumbre que no se tiene que modificar, estemos dónde estemos.
Además, la alimentación en esos días de ocio puede provocar que se ingieran alimentos menos recomendables para nuestro cuidado dental, por lo que nuestro ritual de limpieza bucal debe permanecer inalterable para evitar posibles sorpresas a la vuelta de las vacaciones. La prevención siempre es la mejor solución.