Entra dentro de lo posible que se puedan confundir dos afecciones: la amigdalitis y los tonsilolitos. Es más: es probable que en alguna ocasión hayas podido confundir la naturaleza de una zona blanquecina en tu garganta. Te contamos qué son estas patologías y qué tienen en común para que sean confundidas. ¿Quieres saber más? También te enumeramos las diferencias.
Amigdalitis vs. tonsilolitos
Cabe decir que las amígdalas o algunas infecciones de tipo viral o bacteriano pueden provocar una amigdalitis. Una patología que consiste en una inflamación de estos ganglios linfáticos que, además de dolor, provoca otras reacciones:
- Dolor de garganta. La intensidad varía según el grado de infección e inflamación.
- Rojez en la zona.
- Ampollas e incluso úlceras en las glándulas.
- Alteración del aliento.
- Dolor de cabeza.
- Fiebre.
- Pérdida de apetito provocada por la fiebre y la dificultad que supone la inflamación.
- Dolor intenso en la zona, extensible a la zona del oído.
- Inflamación de las glándulas.
- Ronquera.
Los tonsilolitos, sin embargo, no implican una patología provocada por una infección, sino por la aparición de cálculos en las amígdalas. Estos cálculos son de color blanquecino y presentan mal olor. Están formados principalmente por calcio. El origen de estos cálculos tiene que ver con una mala higiene dental. También es frecuente en personas que han padecido habitualmente infecciones o amigdalitis en su infancia.
La causa por la que se suele confundir los tonsilolitos con una amigdalitis es por desconocimiento. De hecho, es llamativo que no provocan ni fiebre, ni dolor ni rojeces. Es la apariencia blanquecina la causante de una eventual confusión.
Los tratamientos para ambas patologías: otras de las grandes diferencias
Teniendo en cuenta la diferente naturaleza de ambas patologías, no te extrañará saber que los tratamientos son diferentes.
Las amígdalas, en cualquier caso, son relevantes en lo que al sistema inmunológico se refiere. Es por esto que esta patología se suele tratar con antibióticos con el fin de mantener estos ganglios. Solo en casos graves y en los que las infecciones son frecuentes y no remiten se procede a la extirpación de las amígdalas.
¿Cómo prevenir las amígdalas?
Una de las mejores maneras es poniendo ahínco en la higiene, como lavándose las manos de forma frecuente. No compartir bebidas, alimentos o utensilios como tenedores o cepillos de dientes es otra forma de prevenir esta clase de infecciones.
¿Cómo evitar los tonsilolitos?
A diferencia de la amigdalitis, los tonsilolitos tienen mucho que ver, entre otras cuestiones, con la salud de tu boca. Tener una correcta higiene bucodental y evitar trastornos, como las enfermedades periodontales, son dos grandes modos de evitar la aparición de estos cálculos.
La forma de tratar esta patología pasa por conocer el origen. Saber qué ha causado la aparición de los cálculos será indispensable para poner un tratamiento. Así, si el origen es bucodental, habrá que adoptar las medidas que sean necesarias en cada caso. Las gárgaras con agua tibia y sal son un remedio casero provisional mientras se detecta el origen del problema.
¿Qué papel tienen los dentistas en la detención de Tonsilolitos y amigdalitis?
Si bien un dentista no puede actuar tratando una amigdalitis, sí puede detectar esta patología en un paciente y derivarlo a un especialista. En el caso de los tonsilolitos, sí puede tener un papel más activo, siempre y cuando estos estén relacionados con alguna patología bucodental que pueda ser tratada por este tipo de especialistas. Lo que sí supone un hecho es que los dentistas suelen detectar los cálculos con facilidad. No debes olvidar que, en muchos casos, cuando son indoloros, pasan desapercibidos.
La detección tanto de las amigdalitis como de los tonsilolitos es esencial para un adecuado tratamiento. ¿Quieres mejorar el estado de tu boca? ¡Pide tu cita en Clínica Barreiro para que te ofrezcamos revisión y diagnóstico!